martes, 26 de enero de 2010

Tarea.

Un día común, un poco asfixiante pero común a final de cuentas. La corriente circula a favor de la esperanza. Las manecillas del reloj se mueven lentamente con su candente ritmo. En la habitación con el cuaderno en mano y el lápiz enrollado en los cabellos largos y negros, amotinan los acertijos y las interrogantes; algunas de ellas un tanto consideradas como descabelladas por algunos; pero otras un tanto arriesgadas para toda racionalidad. Pero… es una de ellas la que empieza a causar atención especial en Bárbara (estudiante de filosofía de 5to. semestre que procura iniciar con su ensayo de 2 cuartillas a tema libre para entregarse a la siguiente clase). La interrogante empieza a cobrar equilibrio en la conciencia de Bárbara, cada vez cobra pulso. Hasta que… por si fuera arte de magia la pregunta, el comienzo del ensayo tiene una identidad propia, un tanto irónica pero con un toque de entusiasmo racional.
El inicio apuntala: ¿Qué hay del hombre sin la palabra?. Y al momento inicia con otra: ¿Sería posible que el hombre hubiera tenido la oportunidad de desarrollar otro medio de expresión si no tuviera el lenguaje verbal, entonces… en este caso, cuál sería…?, ¿La pintura?…¿ y en su oportunidad todos tuviéramos dotes para ese tipo de arte?, tal vez… pero… sino pudiéramos expresarnos ni con el habla, ni con el lenguaje escrito… no me imagino a hombres y mujeres, niños, ancianos y jóvenes andando por las calles del mundo como mimos. Digo que fuera un tanto ridículo entrar en esa posibilidad en ese mundo donde toda expresión fuera en base de señas con las manos y movimientos corporales, me pregunto… ¿Cómo sería el abecedario?.¿con pies cruzados y manos extendidas a los lados?, es una completa locura y una ejercitación increíble para lograrse comunicar en esa posibilidad tan descabellada. Solo faltaría que todos tuvieran el rostro cubierto de maquillaje en blanco, negro y rojo y anduvieran vestidos como unos verdaderos mimos. Suena divertido pero no puedo imaginar a los maestros explicando la clase. Los libros no tuvieran espacio en ese mundo. Mejor deduzco otra posibilidad… ¿Qué sería si el hombre tuviera la oportunidad de comunicarse a la par con los perros ladrando?, ¿nos pararíamos en cuatro patas?, ¿ladraríamos unos más que otros?, ¿nos reprocharían los maltratos a los que han sido sometidos?, creo en verdad que ese mundo sería un poco desagradable. Ladrar como un perro fuera sumamente agotado para mis cuerdas vocales, de por sí cuando grito en un concierto al día siguiente amanezco afónica. La verdad sería un tanto frustrante ladrar y pelear por un pedazo de hueso con un perro, ¡no soportaría estar holiendo la cola a los demás, ni mucho menos pasearme en cuatro patas!. Sinceramente sería horrible…
No podría soportar que mis uñas estuvieran maltratadas a cada rato.

Que ideas tan tontas me han salido de la cabeza, prefiero pensar en que el mundo pueda darle la importancia a lo que tenemos. El lenguaje tal y como es crea la posibilidad de expresarnos.
¡Sí así comenzaré la tarea!.

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